Observatorios de salud: inteligencia para la acción en el ecosistema sanitario

Autores:

Leslie Vargas-Ramirez. Médica Internista Neumóloga Somnóloga.Directora Clínica de sueño y Centro de investigación e innovación Instituto Neumológico del Oriente.

Rafael Ortiz. Ingeniero de Datos. Magister en ciencia de datos. MBA.

En un mundo donde los desafíos en salud pública evolucionan con rapidez, los observatorios
de salud se han convertido en herramientas esenciales para la toma de decisiones informadas,
la formulación de políticas y el diseño de intervenciones eficaces. En nuestra región
santandereana estamos construyendo un observatorio de salud respiratoria, impulsando una
visión estratégica basada en evidencia.


Pero ¿qué es un observatorio y por qué es vital en el ecosistema de salud?


Aunque se encuentra una inmensa variedad de tipos de observatorios con diferentes
definiciones, cada vez es más aceptado el concepto de observatorio de salud como una
plataforma técnica y científica que recopila, analiza, interpreta y difunde información y
conocimiento sobre el estado de salud de una población y los determinantes que la afectan.
Actúa como un sistema de vigilancia inteligente que transforma datos en conocimiento útil
para actores del sistema de salud, investigadores, formuladores de política, organizaciones
civiles y la ciudadanía (Montaño, 2013).
La base conceptual y operativa de este tipo de observatorios de salud se construye sobre la
experiencia acumulada en el desarrollo de salas situacionales, promovidas por la OMS/OPS a
inicios de este siglo. Bergonzoli plantea estas salas como espacios de articulación técnica que
permiten analizar datos en función del contexto, facilitando la toma de decisiones oportunas y
contextualizadas en los territorios (Bergonzoli, 2006).
El observatorio hereda esta lógica de integración intersectorial y análisis contextual, pero la
expande mediante herramientas tecnológicas de gestión y análisis avanzado de datos,
automatización de procesos y una perspectiva de vigilancia inteligente a mayor escala.

Según la Organización Mundial de la Salud, los observatorios deben permitir identificar
tendencias, desigualdades y brechas en salud y facilitar la rendición de cuentas de los sistemas
sanitarios (WHO, 2021).


Objetivos y funciones clave

Los principales objetivos de un observatorio son:

  • Monitorear de forma continua indicadores clave de salud y enfermedad, así como de sus determinantes y de la calidad de la atención
  • Apoyar la formulación de políticas públicas, basadas en evidencia y en análisis situacional
  • Visibilizar las inequidades en salud, identificando brechas y vulnerabilidades.
  • Facilitar la evaluación de programas de salud
  • Generar alertas tempranas ante eventos de interés
  • Fomentar la investigación y la innovación mediante la apertura de datos y el diálogo entre sectores
  • Servir de punto de encuentro interinstitucional e intersectorial alrededor del conocimiento basado en datos
  • Propiciar la explotación intensiva de los datos usando herramientas informáticas clásicas y de vanguardia

¿Cómo se construye un observatorio de salud?


Para construir un observatorio de salud conviene adoptar un enfoque metódico que asegure
calidad, seguridad y sostenibilidad. Un marco pragmático y probado es el Systems
Development Life Cycle (SDLC), ampliamente utilizado en ingeniería de software y transferido
con éxito al ámbito empresarial. El SDLC guía el proceso en fases iterativas —planificación,
análisis de requisitos, diseño, desarrollo, pruebas, implementación y mantenimiento—
permitiendo alinear tempranamente los objetivos con las fuentes de datos disponibles, definir
estándares y gobernanza, validar la plataforma con usuarios finales y garantizar su mejora
continua. Aplicar el SDLC, adaptado a las particularidades de la salud pública, reduce riesgos,
facilita la escalabilidad tecnológica y fortalece la capacidad del observatorio para generar
inteligencia accionable desde el momento de su puesta en marcha.

Un paso a paso interesante basado en este marco puede ser:

  1. Definición del fenómeno objeto de vigilancia: puede ser una enfermedad (EPOC, cáncer), una condición poblacional (infancia, vejez), una región geográfica o una temática transversal (salud mental, salud laboral).
  2. Definición de los indicadores de interés para la observación.
  3. Identificación y armonización de fuentes de datos: se integran registros clínicos, encuestas de salud, bases administrativas, sensores, sistemas de información geográfica, entre otros.
  4. Diseño de flujos y automatizaciones.
  5. Diseño del modelo analítico: herramientas de visualización y métodos de análisis.
  6. Construcción de la plataforma tecnológica y accesibilidad: desarrollo de tableros interactivos, informes periódicos, interfaces de consulta pública.
  7. Sistemas de gobernanza de datos: estableciendo criterios de calidad, interoperabilidad, protección de datos personales y sostenibilidad, entre otros.
  8. Participación multisectorial y sostenibilidad: articulación con universidades, instituciones de salud, entes territoriales y sociedad civil.

Ejemplos en Colombia y el mundo

Colombia cuenta con observatorios como el Observatorio Nacional de Salud (ONS) del Instituto Nacional de Salud, y otros de enfermedades específicas (VIH, cáncer, enfermedades huérfanas), así como observatorios territoriales como el de Antioquia o Bogotá (Minsalud, 2013).  Una experiencia notable es el Observatorio de Salud Pública de Santander, pionero en gestión territorial de los datos sanitarios, que tuvo relevancia en esta región durante las dos primeras décadas del siglo.

A nivel internacional destacan el Global Burden of Disease Observatory (IHME), el European Observatory on Health Systems and Policies, o iniciativas regionales como el Observatorio de Enfermedades Respiratorias de Chile, entre otros.

La columna vertebral: tecnología de la información (TI)

Toda la cadena de valor de un observatorio de salud descansa sobre infraestructuras y buenas prácticas de TI: plataformas de integración (ETL/ELT), arquitecturas, estándares, catálogos, metadatos y protocolos de seguridad permiten reunir, depurar y armonizar fuentes heterogéneas —registros clínicos, encuestas, sensores ambientales, bases administrativas— para que los equipos técnicos puedan desarrollar su trabajo de monitoreo de indicadores, evaluar programas y generar informes con oportunidad y trazabilidad.  Sin esta capa fundacional de datos confiables, accesibles y protegidos, es imposible el despegue de la inteligencia sanitaria.

El aporte necesario de la tecnología de vanguardia

Junto con las valiosas herramientas clásicas de análisis estadístico y epidemiológico, los avances en TIC han potenciado las capacidades analíticas de los observatorios, transformando grandes volúmenes de datos en predicciones útiles y análisis personalizados. Algunas aplicaciones clave incluyen:

  • Aprendizaje automático (machine learning):  Desarrollo de modelos entrenados con datos propios que permitan descubrir patrones, clasificar eventos, generar recomendaciones, anticipar resultados o predecir desenlaces.
  • Procesamiento de lenguaje natural (NLP): Análisis y estructuración de datos a partir de registros clínicos en texto, reportes epidemiológicos o redes sociales.
  • Modelos de lenguaje extensos (LLM): Asistentes conversacionales para data discovery y explicación de resultados: igualmente para apoyar la generación de resúmenes ejecutivos, informes técnicos y policy briefs en lenguaje natural.
  • Análisis espacial y series temporales Detección temprana de brotes, mapeo de zonas calientes y análisis de inequidades estructurales.
  • Dashboards dinámicos e IA generativa:    Visualizaciones personalizables y narrativas de datos automáticas que democratizan la evidencia para gestores, clínicos y ciudadanía.
  • Sistemas de apoyo a la decisión en tiempo real:   Alertas y recomendaciones cuando se superan umbrales críticos, fortaleciendo la acción rápida de salud pública.

El despliegue combinado de estas herramientas transforma al observatorio en un motor de inteligencia proactiva: identifica patrones ocultos, genera escenarios prospectivos y ofrece respuestas en el momento oportuno. Con una base TI sólida y tecnologías de punta al servicio de la salud, el observatorio avanza del dato a la acción con mayor precisión, velocidad y alcance.

Conclusión: del dato a la acción transformadora

Un observatorio de salud bien estructurado es mucho más que un repositorio de cifras.  Es un instrumento de transformación social y sanitaria, que requiere visión estratégica, rigor científico, gobernanza colaborativa y tecnología de punta.  Incorporar la inteligencia artificial en su desarrollo no solo mejora su capacidad analítica, sino que lo convierte en un verdadero motor de innovación en salud pública.

Desde Santander nos sumamos al compromiso de fortalecer estos ecosistemas de información para hacer realidad el derecho a la salud, con equidad y sostenibilidad.

Referencias

Bergonzoli G. Sala Situacional: una estrategia para apoyar la toma de decisiones en salud pública. OPS, 2006.

Montaño, J. I., Rengifo, H., Rivillas, J. C., & Ospina, M. L.  Gestión del conocimiento y fuentes de información para la salud en Colombia. Superintendencia Nacional de Salud, 4, 49-55. 2013.

Ministerio de Salud de Colombia.  Guía Metodológica para Registros, Observatorios, Sistemas de Seguimiento y Salas Situacionales Nacionales en Salud, 2013.

Support tool to strengthen health information systems: guidance for health information system assessment and strategy development. Copenhagen: WHO Regional Office for Europe; 2021.

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