Vivian Delgadillo-Sánchez, especialista en Medicina Interna. Directora de Servicios Hospitalarios, Hospital Universitario San Ignacio. Coordinadora académica del pregrado en Cuidado y Atención Clínica, Pontificia Universidad Javeriana. Magister en Educación para Profesionales de la Salud, Universidad del Rosario/Pontificia Universidad Javeriana.
Andrés Rico-Carrillo, especialista en Medicina Interna. CEO AIpocrates. Tutor Semillero de Investigación de la Facultad de Ingeniería y Medicina PUJ NovAITech, miembro del Comité Asesor del Decano de la Facultad de Medicina en temas de Inteligencia Artificial.
Se utilizaron los LLM Claude 3.5 Sonnet y ChaGPT 4o y o1 para la optimización en la redacción y legibilidad del escrito
Las crisis son abstractas, son situaciones etéreas, lejanas, impredecibles…pero te impactan cuando tienen nombres o rostros y se convierten en parte de nuestra realidad.
Esta columna la escribimos, en honor de los pacientes, de los familiares y de nuestros colegas médicos, cuyo sufrimiento es parte de nuestro día a día, en una crisis que no podemos desconocer o tan solo conformarnos con dar la espalda y decir: “…como médico no debo meterme, eso no me toca porque yo estudie para salvar vidas, no para participar en política [encarcelando la mente en la clínica o la cirugía, desconociendo la salud pública y la economía de la salud]”.
Los rostros de la crisis
Juana de 47 años de edad, con antecedente de Hipertensión Pulmonar primaria en estadio severo, dependiente de epoprostenoides subcutáneos, ingresa al servicio de urgencias de una institución de salud, con marcada dificultad respiratoria, cefalea y debilidad, después de una semana de haber recorrido múltiples farmacias asignadas por su asegurador en salud, sin lograr el suministro de su tratamiento y con una nota farmacéutica que mencionaba: “no se dispone del medicamento requerido por no estar cubierto por el convenio y encontrarse desabastecido. Se indica a médico tratante considerar otra alternativa”.
Manuel de 37 años de edad, procedente de Vaupés, asiste al servicio de urgencias por 1 año de evolución de dolor ocular y cefalea, después de haber consultado en múltiples oportunidades a diferentes instituciones de salud cercanas a su lugar de residencia sin solución; ante el empeoramiento del déficit de la agudeza visual, decide viajar a Bogotá. Se realiza una TAC que confirma la presencia de una gran masa que comprime el nervio óptico altamente sugestiva de malignidad con daño grave e irreversible del nervio óptico del ojo izquierdo.
Pedro de 58 años, espera la programación desde hace más de 5 meses, de un bypass aorto-femoral por un gran aneurisma aórtico, ingresa al servicio de urgencias en choque hipovolémico y fallece pocos minutos después de su ingreso, tras varios intentos fallidos de reanimación por la disección y ruptura del aneurisma.
Lina, Aurelio, Felipe, Clara y cientos de pacientes más, asisten a los servicios de urgencias, pues no encuentran en su red de aseguramiento la respuesta a sus necesidades de salud. Se percibe en los pasillos de los hospitales y clínicas el desasosiego, la inquietud y la incertidumbre de un sistema roto y desestructurado por la carencia de líneas de gobernanza que permitan trazar rutas de atención segura y de calidad para los usuarios, además víctima de la manipulación de los datos; con una propaganda que difunde la idea de carencia de los recursos necesarios para la atención primaria, pero con años de historias de escándalos, cuyos montos de malversación e impunidad han crecido años tras año.
La crisis del sistema de salud Colombiano actual no se limita al constructo de la insuficiencia de recursos financieros para garantizar la «vida” de los aseguradores y los prestadores de servicios, es el reflejo del innegable agotamiento de los recursos de atención en todos los niveles del proceso como consecuencia de años de un uso desmesurado, con auditorias fundamentadas en el rescate de recursos para las entidades, no en la pertinencia y el uso racional de los recursos; agravado por el desesperanzador fenómeno de corrupción administrativa que permea todas las instancias de la cadena de prestación y administración del sistema.
La ilusión de la contención de costos a corto plazo sin tener en cuenta el horizonte de eventos a mediano y largo plazo, sin la implementación de estrategias de mantenimiento de la salud y control de la enfermedad necesarias para mejorar la vida y la salud de las personas, la insostenibilidad del aseguramiento y la inestabilidad financiera para los prestadores, han puesto en jaque la seguridad sanitaria de la población colombiana y ni hablar de la estabilidad psicológica y financiera para el personal sanitario, quien se encuentra inmerso en un panorama desalentador, expuesto a:
- La pérdida de su trabajo ante la imposibilidad de las instituciones de garantizar el pago de la nómina.
- Una carga tributaria muy alta que no permite el crecimiento profesional, familiar y personal.
- Una tasa de desempleo creciente en el sector salud.
- La ruptura de la relación médico-paciente.
- El surgimiento en la ecuación de un tercer actor “exploradores de internet” que respaldan el sesgo cognitivo de los pacientes, desafiando la racionalidad del juicio clínico.
- Una gran presión legal y disciplinaria en el ejercicio de la profesión.
Todo esto, con consecuencias fatales para la salud física y mental de los trabajadores del gremio de la salud, con cifras alarmantes a nivel nacional, como lo menciona el Dr. Guillén en sus estudios relacionados con la salud mental en trabajadores de salud en Colombia, después de la pandemia por SARS-Cov 2, con incremento de las prevalencias en general en enfermedades mentales con prevalencias estimadas en 44.78%, 23,02% y 18,6% en trastornos de ansiedad, depresión y estrés postraumático, respectivamente (Guillen-Burgos Felipe, et.al., 2022 (a,b)).
Un panorama aún peor a nivel mundial, según el estudio de la asociación médica Americana con mayor tendencia al desarrollo de burnout y enfermedad mental inclusive con ideación suicida activa con mayor riesgo para especialidades como Emergenciología y Medicina Interna. Siendo la tasa de suicidios en médicos, 4 veces mayor en mujeres y 2 veces mayor en hombres, muy superior a otras profesiones (Leslie Kane, MA, 2020) (ver gráficas 1 y 2).

Gráfica 1. Tomada de Medscape National Physician Burnout & Suicide Report 2020: The Generational Divide Leslie Kane, MA | January 15, 2020

Gráfica 2. Tomada de Medscape National Physician Burnout & Suicide Report 2020: The Generational Divide Leslie Kane, MA | January 15, 2020
La cara oculta de la luna, el error médico
Si hablamos del error médico, tal como lo menciona el Dr. Brian Goldman, emergenciólogo canadiense que nos invita a reinventarnos en su TED TALK Doctors make mistakes. Can we talk about that? (👈click): “Trabajamos en un sistema en el que se producen errores todos los días, en el que uno de cada diez medicamentos se administra en el hospital de forma incorrecta o en la dosis equivocada, en el que las infecciones hospitalarias son cada vez más numerosas y causan estragos y muertes. En este país, hasta 24.000 canadienses mueren por errores médicos evitables. En Estados Unidos, el Instituto de Medicina lo cifra en 100.000. En ambos casos, se trata de subestimaciones flagrantes, porque realmente no estamos investigando el problema como deberíamos. Y aquí está la cuestión. En un sistema hospitalario en el que los conocimientos médicos se duplican cada dos o tres años, no podemos seguir el ritmo. La privación del sueño es absolutamente omnipresente. No podemos deshacernos de ella. Tenemos nuestros sesgos cognitivos, así que, cometemos errores, no somos robots, no hacemos las cosas siempre de la misma manera. Nuestros pacientes no son coches”. (https://www.ted.com/talks/brian_goldman_doctors_make_mistakes_can_we_talk_about_that?utm_campaign=tedspread&utm_medium=referral&utm_source=tedcomshare).
En Colombia, no es diferente el escenario, se desconoce la naturaleza humana del médico, en la cual el equivocarse es inherente a la misma, los errores son inevitables y están favorecidos por la sobrecarga laboral y las presiones referidas previamente.
¿La luz al final del túnel?
Ante el pesimismo latente en la primera parte de esta columna, hay un punto de inflexión en nuestra historia, que se refleja en la frase que se atribuye comúnmente a un activista estadounidense de los años 60 y 70, perteneciente a las Panteras Negras, Eldridge Cleaver, «Si no eres parte de la solución, eres parte del problema«.
Para construir sobre lo destruido, desde AIpocrates proponemos un ambicioso plan de desarrollo para 2025, enfocado en fortalecer la intersección entre la inteligencia artificial y la medicina. El programa se estructura en cinco pilares fundamentales: educación, difusión de conocimiento, desarrollo comunitario, investigación e impacto sostenible.
Construimos una visión de ser líderes en la facilitación de la integración de la inteligencia artificial en el ámbito de la salud, empoderando a los profesionales médicos con conocimientos que les permitan ser parte de equipos que transformen la atención sanitaria a nivel global por medio de la innovación.
La misión es la alfabetización en inteligencia artificial a los profesionales de la salud a través de educación con recursos especializados y una comunidad colaborativa, que permita la optimización del uso de tecnologías avanzadas para mejorar los resultados clínicos y la eficiencia en la medicina.
En el ámbito educativo, la organización se propone implementar actividades para la participación de la comunidad y sus seguidores. La estrategia de difusión contempla la publicación semanal de contenido especializado en su blog y la elaboración de informes sobre tendencias en IA médica.
Otra estrategia es el crecimiento de la comunidad, expansión de los seguidores de la página web y redes sociales como un catalizador en la incorporación de la IA en la vida cotidiana del personal en salud.
En investigación, AIpocrates busca establecer alianzas estratégicas para implementar proyectos y consolidar semilleros de investigación interdisciplinarios.
Un objetivo clave es mejorar la comprensión de la inteligencia artificial. Este proceso comienza con el aprendizaje de los lenguajes de programación y la creación de algoritmos: secuencias de instrucciones que permiten diseñar arquitecturas. Estas arquitecturas, una vez entrenadas, generan modelos que abarcan diversas tecnologías, desde sistemas basados en reglas lógicas como los sistemas expertos (IF-THEN), hasta el aprendizaje automático, el aprendizaje profundo con redes neuronales, modelos híbridos, Transformers, modelos de lenguaje grande (LLM) y los más recientes agentes inteligentes.
Cómo puede ayudarme la IA
Como se menciona en el artículo recientemente publicado en JAMA por el Dr. Yulin Hswen, en el cual se subraya la complejidad y los desafíos que enfrenta la integración de la inteligencia artificial (IA) en el ámbito de la salud (Hswen Y, 2025). La salud ha experimentado una transformación significativa en el manejo de datos. Esta evolución comenzó con la gestión de grandes volúmenes de información general o Big Data, avanzando hacia el Big Data específico del sector salud, lo que ha permitido descubrir la inmensa diversidad de datos disponibles, entre ellos, los contenidos en los registros clínicos electrónicos. La llegada de la Inteligencia Artificial marcó un hito, facilitando la extracción de conocimiento valioso de datos previamente inexplorados, reemplazando los laboriosos procesos manuales de revisión con sistemas automatizados más eficientes(Hswen Y, 2025).
La implementación de la IA en el ámbito sanitario enfrenta diversos desafíos críticos. Primero, definir con precisión el problema a resolver, el planteamiento de la pregunta. Segundo, garantizar tanto la calidad como la representatividad de los datos utilizados. Tercero, el proceso que requiere una validación rigurosa de los algoritmos antes de su implementación. Cuarto, un monitoreo continuo post-implementación, pues el éxito inicial no garantiza un rendimiento sostenido a largo plazo(Hswen Y, 2025).
La adaptabilidad y sostenibilidad representan otro aspecto crucial, ya que estos sistemas pueden encontrarse operando en contextos no previstos inicialmente, con variaciones significativas en su desempeño según las diferentes poblaciones y entornos. Esto necesita complementarse con un sistema de seguimiento integral que permita la detección temprana de desviaciones o sesgos, junto con una gestión efectiva del ciclo de vida que anticipe cambios inesperados y facilite la adaptación a diferentes escenarios (Hswen Y, 2025).
Resulta esencial mantener una perspectiva crítica, pues, el reconocimiento del sesgo como un riesgo inherente en estos sistemas, tanto los algoritmos como las poblaciones que atienden son elementos dinámicos que pueden evolucionar con el tiempo, afectando potencialmente su efectividad inicial. Esto demanda la implementación de mecanismos de medición, detección temprana, corrección y mitigación de daños, junto con la capacidad de respuesta rápida ante problemas detectados (Hswen Y, 2025).
En este contexto, el concepto de «humano en el bucle» emerge como una salvaguarda fundamental, asegurando que las decisiones médicas basadas en IA se sometan a evaluaciones rigurosas de riesgo-beneficio, mantengan procesos transparentes de toma de decisiones, cuenten con supervisión experta y prioricen la seguridad y el bienestar del paciente (Hswen Y, 2025).
El panorama se complejiza aún más en el ámbito comercial, donde estas herramientas se comercializan como soluciones definitivas. La validación de estos productos enfrenta obstáculos significativos, pues muchos desarrolladores no pueden o no están dispuestos a proporcionar evidencia sobre sus procesos de construcción, validación e implementación. Esta situación se agudiza en el caso de los startups, donde la protección de la propiedad intelectual, esencial para su supervivencia financiera, puede entrar en conflicto directo con la necesaria transparencia en el sector salud (Hswen Y, 2025)tal.
La inteligencia artificial y el médico ¿realidad o ficción?
En el ámbito de la salud, la inteligencia artificial (IA) ofrece múltiples casos de uso tanto para la administración como para la investigación. Para los administrativos, la IA facilita la medición de frecuencias, detección de tendencias, predicción, el hallazgo de patrones ocultos y la reducción de la dimensionalidad mediante el preprocesamiento de datos. Esto permite contextualizar indicadores, aportando valor tanto al paciente como a la institución. Además, es posible identificar pacientes con alta demanda de servicios, analizando causas como necesidades insatisfechas, dependencia de la atención o comportamientos que generan retrasos, optimizando así los recursos y la eficiencia del sistema.
Para los investigadores, la IA ofrece herramientas para desarrollar modelos a la medida, evitando soluciones excesivamente complejas para problemas sencillos, tal como lo señala el proverbio popular: «evita matar una mosca con un cañón». Saber decidir si usar machine learning, deep learning, NLP o inteligencia artificial generativa dependiendo del objetivo o la pregunta de investigación y los medios para solucionarla, ya sea minería de datos en cohortes longitudinales, diseño de medicaciones con gemelos digitales, o reducción de dimensionalidad para análisis precisos y la explotación de bases de datos de registros clínicos para seguimientos longitudinales y escalas de predicción (riesgo, diagnóstico y tratamiento) también es clave en este contexto.
Es imprescindible que los profesionales de la salud se asocien con expertos en ciencia de datos para diseñar bases de datos eficientes y aplicar las técnicas adecuadas. Hoy, el conocimiento en ciencia de datos es tan fundamental para los médicos como lo fue aprender epidemiología hace tres décadas, impulsando una medicina basada en la evidencia que evoluciona rápidamente gracias a la analítica avanzada y la inteligencia artificial.
En la práctica clínica, la IA transforma la forma de trabajar. Herramientas como la conversión de voz a texto mediante NLP liberan al médico de tareas administrativas, como redactar historias clínicas. Desde el punto de vista clínico, los sistemas de soporte a la decisión médica o de enfermería optimizan la interpretación de imágenes diagnósticas, resultados de laboratorio y datos clínicos, mejorando la interpretación, los diagnósticos, tratamientos y reduciendo la probabilidad de ocurrencia del error médico o eventos de seguridad. Sin dejar de lado el ingreso progresivo de la cirugía robótica y el ingreso de los agentes.
¿Pero la ética debe enfocarse en los algoritmos y herramientas de IA (la máquina), o en los diseñadores, investigadores e implementadores de la IA (los humanos)?
Es una pregunta crucial, que plantea el desafío de garantizar no solo la eficiencia, sino también la equidad, la transparencia, una IA explicable con humanos que tengan la capacidad de entenderla, que faciliten la llegada de un beneficio real para todos los involucrados.
En conclusión, la transformación de la salud está en nuestras manos como individuos y comunidad.
La inteligencia artificial no es solo una herramienta más en medicina; es una oportunidad para revolucionar cómo cuidamos a nuestros pacientes y como auto-cuidarnos como personal de salud. Pero esta revolución necesita no sólo tu lectura, sino tu participación, tu visión y tu voz.
Es invaluable cada duda que plantees, cada tema que propongas y cada experiencia que compartas para enriquecernos como comunidad. No dejes que tus inquietudes se queden sin respuesta ni que tus ideas se pierdan en el silencio.
Este espacio es tuyo. Usa la sección de comentarios, comparte tus casos, cuestiona, propón. Síguenos en redes sociales y sé parte activa de esta comunidad que está construyendo el presente de la medicina, como ya lo están poniendo en práctica diversas instituciones, como ejemplo: La Unidad Clínica de Inteligencia Artificial (UCIA) …LaCardiohttps://www.lacardio.org › precision-eficiencia-y-etica-la….
El cambio en la salud no vendrá solo del código, lenguajes, algoritmos, arquitecturas y modelos, sino de profesionales como tú, que se atreven a explorar, aprender y compartir.
Bienvenidos este 2025 a AIpocrates, Hagamos juntos que la IA en salud sea más humana, más práctica y más cercana a las necesidades reales de nuestros pacientes y nuestra comunidad de salud. ¡Tu voz puede transformar el futuro!
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
Guillen-Burgos Felipe, et.al., 2022.
- Prevalence and associated factors of mental health outcomes among healthcare workers in Northern Colombia: A cross-sectional and multi-centre study. Journal of Affective Disorders Reports, Volume 10,100415,ISSN 2666-9153,https://doi.org/10.1016/j.jadr.2022.100415. https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S266691532200107X?via%3Dihub
- Post-traumatic stress disorder, anxiety, and depression symptoms in healthcare workers during COVID-19 pandemic in Colombia. Eur J Trauma Dissociation. Nov;6(4):100293. doi: 10.1016/j.ejtd.2022.100293. Epub 2022 Aug 23. https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/37520401/
Leslie Kane, MA, 2020. Medscape National Physician Burnout & Suicide Report 2020: The Generational Divide. January 15. https://www.medscape.com/slideshow/2020-lifestyle-burnout-6012460?icd=login_success_gg_match_norm®=1#1
Hswen Y, Abbasi J. Study Finds Limited Evidence to Support More Than 40 Predictive Machine Learning Algorithms Used in Primary Care. JAMA. Published online January 17, 2025. doi:10.1001/jama.2024.24785.
